alimentación saludable mayores

ALIMENTACIÓN PARA NUESTROS MAYORES

Es esencial que las personas mayores tengan una dieta equilibrada que incluya proteínas, hidratos de carbono, grasas saludables, frutas y verduras. Además, es recomendable disminuir el consumo de productos ultraprocesados, siendo usados de manera ocasional para situaciones de urgencia. En este sector de la población es frecuente encontrarse con dificultades en deglución y/o problemas bucales, por lo que se deben tener en cuenta las opciones de adaptación como la trituración de alimentos y/o la utilización de espesantes nutricionales o neutros.

Por otro lado, para las personas que necesitan apoyo total o parcial en su alimentación, también se puede tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • Tener a mano todos los útiles necesarios para prestar la ayuda (alimento, cubiertos, servilletas, rollo papel cocina, toallitas húmedas…).
    • Disponerlos de forma accesible y segura.
  • Valorar opción de delantal para prevenir posibles manchas en vestimenta.
  • En la medida de lo posible, presentar o tener el alimento listo para su consumo directo (carne y derivados cortados en trozos pequeños, revisión de pescado sin espinas ni escamas, fruta pelada y cortada, postres envasados con tapadera quitada…).
  • Si se va a proporcionar apoyo para la ingesta se debe colocar cómodamente, a la altura de la persona y frente a ella.
  • Administrar el alimento con el cubierto adecuado según características físicas y funcionales de la persona que va a recibir el apoyo.
  • Respetar los tiempos de deglución y supervisar la cantidad a ingerir para evitar incidencias.
  • Revisar el estado general de la persona prestando atención a la limpieza de zona facial, extremidades y vestimenta.
  • Se aconseja que la cena se realice en un horario temprano con el fin de poder dormir mejor.

También, es importante realizar una adecuada hidratación:

  • Desde el centro de día se realiza un plan de hidratación que consiste en la administración de entre 4 y 5 vasos diarios de agua durante el transcurso de los diferentes servicios y actividades.
    • La ingesta de esta cantidad es independiente del resto de líquidos consumidos durante su estancia (café, infusión, zumo…).
  • Desde el domicilio hay que intentar el suministro y consumo de algún vaso de agua más.
  • Hay que prestar atención a las personas con dificultades en la deglución utilizando espesantes para facilitar dicha ingesta.
  • Disminuir, en la medida de lo posible, la ingesta de refrescos y zumos industriales (tanto con o sin azúcar) y evitar cualquier bebida con alcohol, ya que aumenta el riesgo de deshidratación.
  • En ocasiones, podemos encontrar a personas reacias por este consumo por lo que se recomienda conversar y sensibilizar sobre la importancia de la hidratación a estas edades. Debe ser un proceso paciente y progresivo para obtener alguna mejora. Incidiendo con presión y rapidez seguramente no se obtengan los resultados deseados.
    • Los zumos caseros pueden ser una buena opción para ir incentivando este proceso.
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